martes, 22 de agosto de 2017

Querido Juan Carlìn



Te escribo en la distancia de la muerte, a 90 dìas de tu ida corporal, un nùmero redondo que nada lograr ovalar; asì fue el camino, lleno de rìgidas rectas de maldad; nosotros los clavos sociales del olvido, vos muerto, yo viajado, siempre en estado de partida-
Viajaste sin valijas en mayo, por suerte no te pegò el frìo, que poco querìas y que tanto aguantaste como un campeòn. Siento en vos y lembro el pasado en un dìa cualquiera de mi niñez, donde supiste Ser.

Juan Carlìn, asì le dijimos por muchos años, un amigo le habìa dado el diminutivo cariñoso que tal vez mi padre nunca haya recibido antes, como huèrfano que fue. Esto lo hizo un hombre solitario y bondadoso.
A mis 20 años èl me decìa: "Hijo, disfruta de tu juventud pero prepàrate para el futuro"; luego nos llovieron desgracias por 15 años y un buen dìa hablò:
"Hijo, recordàs lo que antes hablaba para vos sobre el futuro?, olvida todo, sòlo procura y busca la Felicidad, eso es lo importante"



La primer lembranza de mi vida es mi pai: " Descanso sobre su pecho, su cara observa alguna cosa, mas no soy yo sino el diario. El es mi barco y yo su marinero sin experiencia, Recuerdo una luz amarilla y su pelo entre rojizo y cobre, pero sì de adolescente le decìan Tuquìn!. Su nariz era larga y hallo que la ùnica vez que logrè ofuscarlo realmente fue al decirle narigòn.
Padre era conciliador y olvidaba las ofensas, acaso si era un crack dando segundas y tercera oportunidades a todos. Muchos hijos de puta que lo cagaron realmente pueden atestiguarlo. Ayudaba, y desde la soledad acreditaba en la humanidad. Un hombre gentil y lejano que gustò profundamente de la mujer y bien supo guardar palabras sobre amores. Galante, un coliflor en acciòn que abrìa la puerta a una dama y daba paso al caballero, esta era su estratagema de vida, y eso es lo que cuenta.



Muchos fueron los años en que Juanca faltaba 4 o 5 dìas a la semana en las mañanas de mi infancia, de lunes a viernes vida de viajante, un hombre solo que trabajaba a 400 o 500 km de casa durmiendo en hoteles y comiendo en restaurantes, que usaba saco y corbata, siempre Presencia!, gustaba de lo formal y colonia Harper`s, ese hombre que hace tantos años hacìa de su pecho mi balsa en el mar de la vida, usando las hojas del journal como velas para que naveguemos las existencia.
Èl amaba el sol y el calor, pero vivìa en el sur y el frìo, apenas si alguna vez fue a Brasil empujado por la querida Ana, gran viajera. Mi vida se criò en el invierno y me apeguè a èl hasta que hundì mi pie izquierdo en el mar Caribe y ahì todo cambiò, desde entonces procurò ese calor que papà viviò a cuentagotas por quedarse en la costumbre y fluidez econòmica de la patagonia, en donde el petròleo se quedarà con todo.

Pura Vida Juan Carlìn!

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